17 mar 2009

Maricón de España

Este año las Fallas en Valencia están que arden. Si por una parte ha estallado un escándalo monumental con el tema de la corrupción y el nepotismo en el seno del PP de Valencia y de la Generalitat autonómica, por otra, el principal equipo de la capital lleva unos meses en suspensión de pagos y trata a sus jugadores poco más que como monitos de feria, de evento en evento, para sacar fondos de donde sea y poder sufragar sus deudas y la construcción de su nuevo estadio. Pero ha surgido una nueva polémica: la del “Maricón el que no bote”.

El Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de La Safor ha lanzado una campaña para que el estribillo de esta popular canción, que cuadrillas y charangas reproducen durante las fiestas falleras como algo tradicional, desaparezca en pro del respeto a la diversidad sexual. Dicen que otros eslóganes como "negro el que no bote" o "judío el que no bote" serían "totalmente inaceptables" y abogan que “con la voluntad de todos, es posible cambiar esto”.

En defensa del cántico han salido muchas voces (se han llenado foros enteros en Internet, donde el anonimato permite expresar ideas no del todo políticamente correctas sin que nadie pueda sufrir represalia alguna, ni de tipo moral). Y estas voces predican la demagógica fórmula de la “tradición”. Como si las cosas tradicionales no pudieran hacer daño. La Historia está llena de injusticias para con minorías (independientemente de su carácter diferenciador) justificadas en la tradición; de la misma forma, otros muchos colectivos son segregados por la modernidad, pero ese es otro tema.

Por suerte para lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, en España han conseguido recorrer un buen trecho en el reconocimiento de sus derechos y, aunque todavía salgan falleros borrachos entonando el soniquete a bombo y platillo en las fiestas, a nadie se le ocurriría hoy en día cantar en televisión el pasodoble “Maricón de España” que popularizó a principios de los años 90 el dúo Martes y Trece.

Los tiempos han cambiado, no sin esfuerzo, y, aunque no insulta quien quiere, si no quien puede, siempre sería mejor que todos cantemos juntos algo que nos divierta la fiesta.

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