Este año las Fallas en Valencia están que arden. Si por una parte ha estallado un escándalo monumental con el tema de la corrupción y el nepotismo en el seno del PP de Valencia y de
El Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de La Safor ha lanzado una campaña para que el estribillo de esta popular canción, que cuadrillas y charangas reproducen durante las fiestas falleras como algo tradicional, desaparezca en pro del respeto a la diversidad sexual. Dicen que otros eslóganes como "negro el que no bote" o "judío el que no bote" serían "totalmente inaceptables" y abogan que “con la voluntad de todos, es posible cambiar esto”.
En defensa del cántico han salido muchas voces (se han llenado foros enteros en Internet, donde el anonimato permite expresar ideas no del todo políticamente correctas sin que nadie pueda sufrir represalia alguna, ni de tipo moral). Y estas voces predican la demagógica fórmula de la “tradición”. Como si las cosas tradicionales no pudieran hacer daño.
Por suerte para lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, en España han conseguido recorrer un buen trecho en el reconocimiento de sus derechos y, aunque todavía salgan falleros borrachos entonando el soniquete a bombo y platillo en las fiestas, a nadie se le ocurriría hoy en día cantar en televisión el pasodoble “Maricón de España” que popularizó a principios de los años 90 el dúo Martes y Trece.
Los tiempos han cambiado, no sin esfuerzo, y, aunque no insulta quien quiere, si no quien puede, siempre sería mejor que todos cantemos juntos algo que nos divierta la fiesta.
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