30 mar 2010

El Hombre y la Tierra.

Yo no tenia siquiera un año cuando murió este naturalista y divulgador científico que acercó la Naturaleza a la gente de a pie, de una forma tan espectacular como didáctica, hasta el punto de marcar a varias generaciones de españoles. Este mes se han cumplido treinta años de la desaparición de Félix Rodríguez de la Fuente, sucedida en un trágico accidente de avionetas mientras grababa un especial sobre la carrera de trineos de perros “Iritarod”, en Alaska.

Durante este mes de marzo que ahora acaba, y coincidiendo con la campaña “Conciencia2 con el Medio Ambiente” que La 2 de TVE está llevando a cabo, este canal ha recuperado la difusión de su obra televisiva “El Hombre y la Tierra: Fauna Ibérica”, con su inconfundible banda sonora, compuesta por Antón García Abril.

Me trae recuerdos de cuando era pequeño y gratos, pese a que una de sus incontables reposiciones significaba para mí que el domingo estaba a punto de acabar y, por lo tanto, lleno de vitriolo, me entraba la angustia de saber que, al día siguiente, tenía que volver a madrugar para ir al colegio. Pero son gratos porque también recuerdo que aprendí mucho de aquellos documentales. Las costumbres de los yanomamis venezolanos, la existencia del raro desmán de los Pirineos, los calamones del Parque de Doñana o los hábitos de caza de las rapaces nocturnas son algunos temas que aprendimos todos aquellos que nos quedábamos hipnotizados por aquella voz firme y contundente que llenaba la sala donde nos encontráramos, sin que nadie fuera capaz de interrumpirla.

Quizá sea recordado sobre todo por su labor en la protección de una especie en peligro de extinción como era el lobo ibérico. Desde su comprensión a las necesidades de los hombres como seres superiores, pero también como depredador totalmente adaptado a todos los territorios, entendía que los lobos habían de ser objeto de protección, porque había sido el ser humano quien había mutado el hábitat del animal, desplazando al lobo, seguro perdedor de los infortunados encuentros entre ambas especies. En esta vía, movilizó con sus publicaciones a la opinión pública llegando a politizar el asunto, hasta que consiguió que las autoridades franquistas desecharan las ordenanzas que entendían al lobo como alimañana y, por lo tanto, sujeto de masacre, y, en pocos años, otorgaran status de especie cinegética y, posteriormente, protegida, que hoy se mantiene –al menos, al Norte del río Duero-.

Pero lo más importante a mi entender, es que Félix Rodríguez de la Fuente impulsó un mensaje de convivencia entre la Naturaleza y el Hombre. No creo que fuera fruto de la coincidencia que la serie documental que dirigió se denominara “El Hombre y la Tierra”. La idea de que el ser humano habría de recuperar la identidad ecológica del hombre paleolítico y desechar la mentalidad depredadora del hombre neolítico, que se mantenía en la actualidad. Treinta años después, estas ideas están tan en vigor...

Recuperar “el tren ecológico” que se perdió hace 10.000 años era la única vía que entendía para que la especie humana pudiera salir adelante. Y así presentó en Madrid en 1980 la Estrategia mundial para la conservación de los recursos vivos y el logro de un desarrollo sostenido, propuesta de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales. Semanas después, murió y su obra, como podemos comprobar, quedó inacabada.

Era y es de agradecer que alguien hiciera pensar a la gente como Félix lo hizo con su mensaje, narrado en forma de cuento que volvían niños a los adultos y expertos biólogos a los niños; y espetado a las autoridades con el mayor de los desdenes por sus políticas, tan perecederas como ellos.

No recuerdo el nombre del político colaborador de Adolfo Suárez –creedme, lo he buscado-, pero en un documental sobre de la Fuente este hombre explicaba cómo, durante una cena, el naturalista se negaba a entrar en la política partidista diciendo que en treinta años, nadie se acordaría de los mensajes de su interlocutor y que por contra, el suyo, habría de superar varias generaciones. Así fue. Ya va tocando que, entre todos, nos lo tomemos en serio.

Hacen falta más personas así.

1 comentario:

  1. elena luna salinas4 de abril de 2010, 17:53

    Qué extraordinario legado nos ha dejado este EXTRAORDINARIO HOMBRE!!! La pena es que es irrepetible...

    Elena Luna Salinas

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