13 ene 2009

Robín de los supers.

¿Robar a los ricos para ayudar a los pobres o autodistribución de la riqueza?
El caso es que un grupo de parados franceses se dedicó estas navidades a entrar en los supermecados, meter productos de primera necesidad -aunque algunos se dejaron llevar por la gula y metieron foie-gras y champán- en el carrito, ponerse delante de la caja registradora e impedir que nadie pasara por ella, formando unas alarmantes colas que los encargados de los establecimientos conseguían disipar permitiendo que los asaltantes se fueran sin pagar. Sin incurrir en delito alguno, puesto que los productos eran "regalados" por los supermercados, la policía les permitía irse pese a que ya habían estado afilando porra, repartieron los alimentos entre los inmigrantes sin papeles y parados de larga duración del barrio.
Los medios de comunicación, algunos escandalizados, otros divertidos, pusieron el grito en el cielo. Y así, en El País del domingo 11 de enero hacía referencia a la noticia vinculándola al terrorismo anarquista que parece va a emerger en nuestro país vecino durante este período de crisis.
Es todo cuestión de posiciones políticas: cada uno ladra al son que más le gusta, porque la noticia fue tomada con alegría por el ciudadano de a pie que, día tras días, se deja los cuartos en el supermercado, sin poder hacer nada para parar la subida de precios de unos productos de primera necesidad, hinflados exponencialmente desde que salen del productor inicial hasta que llegan al consumidor gracias a los pellizcos generosos de los intermediarios. Bueno, son cosas del capitalismo en el que vivimos.
A los de infantería, como yo, siempre nos cayó mejor Robin Hood que el Sheriff, pero en los carteles de "Se busca" que salían en las pelis, siempre salían como malandrines los que robaban al caballero que pasaba por el bosque. Ahora, son tratados igual por los periódicos, aquellos que "redistribuyen" la riqueza almacenada en los supermercados.

La noticia en El País.

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